Leyendo uno de tantos artículos acerca de la nueva ley de custodia compartida, leí el comentario de una madre muy angustiada. Según contaba, tenía una hija de 11 meses y su ex- marido nunca se ocupó de darle un biberón o cambiarle un pañal. Según contaba, durante el proceso de separación, su ex la “amenazó” en repetidas ocasiones con solicitar la custodia compartida, de modo que finalmente, aunque el marido tenía una buena posición económica, firmaron un convenio regulador con una pensión de alimentos de 150 Euros. Y terminaba el comentario con una pregunta: “¿¿¿es que nadie se da cuenta del daño que esta ley puede hacer a mi hija???”
¿Por qué esta madre ha aceptado una pensión de alimentos tan sumamente baja?
Uno de los problemas de la nueva ley es que está facilitando a ciertos padres un arma arrojadiza para manipular a la baja las pensiones de alimentos. Se trata de padres que hasta ese momento, se han ocupado poco o nada del cuidado de los hijos y ni ganas que tienen de hacerlo, pero en el momento de la separación piden la custodia compartida o amenazan con hacerlo. ¿Por qué? Porque saben que la madre, por miedo (fundamentalmente a que el niño esté mal atendido o, como en muchos casos, “encasquetado”a terceras personas como puedan ser los abuelos), con tal de tener la custodia va a aceptar un acuerdo con una pensión ridícula. Qué casualidad que cuando la madre se "baja los pantalones" en cuanto a la pensión de alimentos, que repercute directamente en la calidad de vida de los hijos de ambos (aunque parece que muchas veces se les olvida), desisten de la custodia compartida y llegan a un acuerdo. Desgraciadamente, esto está ocurriendo y con la nueva ley, cada vez se darán más casos, contribuyendo a una feminización progresiva de la pobreza.