ESPANA Víctimas denuncian la instrumentalización de los menores para perpetuar las agresiones
Cuando los hijos son arma y víctimas de la violencia machista
ULISES
JOAQUÍN VERAMadrid
Actualizado: 27/11/2014 16:44 horas
Primer ejercicio de la tarde
-Nosotros nos cagamos en Dios
-Nosotros nos cagamos en Dios
-Nosotros nos cagamos en Dios
...
Y así hasta 100 veces escritas línea bajo línea sobre un folio.
Segundo encargo de la tarde
-Ahora vamos a pintar y colorear, Raúl. Yo te dibujo una Iglesia ardiendo y tú le das color con las témperas. Puedes dibujar también a curas y monjas ardiendo alrededor. Verás qué divertido.
-Vale, papá.
Este es el resumen de una clase de "antirreligión": El castigo que le impuso un padre a su hijo de siete años durante su turno de visitas después de que la madre del pequeño decidiese apuntarlo a clases de catequesis.
Un capítulo más de la instrumentalización del hijo por parte del padre para seguir perpetuando la violencia que sufre esta madre. El niño: arma y víctima de la "violencia más sutil, la más difícil de demostrar", según los expertos. Una realidad cada vez más presente, según alertan desde las asociaciones contra la violencia machista, "que necesita de una urgente solución".
"El objetivo es desacreditar a la madre como sea. A través de pautas de educación o acusarla de que la relación se rompió por su culpa. A veces, son amenazas a través de los hijos, intimidaciones -que pueden ser más o menos sutiles- sobre cumplir el régimen de custodia. Y en otras ocasiones, directamente persecuciones", analiza Rocío Peces, psicóloga de la Asociación Mujeres unidas contra el maltrato.
No sólo hacia la madre
Una violencia que no sólo apunta hacia la madre, sino también hacia el propio hijo o hija del agresor que se manifiesta en alteraciones emocionales, dificultad para comunicar sus emociones, problemas de conducta, alimentación o sueño y por supuesto -como pretende el padre- un desgaste entre la relación del pequeño con su madre.
Prueba de ello es lo que sufrió tan sólo 24 horas antes de reunirse con EL MUNDO Carmen L, quien relata que su hija adolescente "explotó" por la prohibición del padre de ver a su abuelo paterno: "Me enseñó información que había buscado en internet sobre tipos depistolas y métodos para quitarse la vida. Dice que no quiere vivir más con esta situación de tira y afloja de la que nos culpa a los dos".
Según relata, su hija hace varios meses que no puede visitar a su abuela porque su padre se lo tiene prohibido: O hace que la madrerenuncia a la custodia de la adolescente o no se ven. No le valen al agresor las medias tintas: "Para él o para él".
La psicóloga de Mujeres unidas contra el maltrato -donde ofrecen asesoría legal, psicológica y social- narra que desde su asociación encuentra tantos perfiles como mujeres; "algunas son más conscientes de que están utilizando a su hijo como instrumento para hacer daño y otras que simplemente vienen preguntando por qué actúa así mi ex marido" "Quieren comprender qué está pasando: por qué esa lucha, esa manipulación", explica.
'Muy complicado de demostrar'
Una manipulación que es "muy complicada de demostrar ante un juez", afirma la abogada especialista en la materia Marta Fresnillo. Según argumenta, si hay una violencia directa es "fácil demostrarlo", pero en este caso son "pequeños actos que independientemente ninguno son constitutivos de delito, pero cuando los relacionas todos suman el hecho de seguir teniendo el dominio de la mujer".
Son casos en los que una orden de protección que les prohíbe acercarse a ella no es suficiente ya que siguen teniendo un vínculo que es el niño, que "lo aprovechan para seguir agrediéndola". Por ello, Fresnillo denuncia que son "muy pocos jueces los suspenden las visitas, y la patria potestad casi inexistentes, por lo que la violencia se sigue ejerciendo. Y comprobar que todos los actos son una manipulación es muy complicado".
Ante esta situación, la abogada defiende que se debe "oír más al menor" en escenarios como los explicados, además de exigirinformes psicosociales realizados con mayor profundidad.
"No debe imperar como hasta ahora la idea de que jamás se debe suspender la relación de un padre con su hijo. Los jueces son muy reacios a suspenderlas. El menor es un bien superior y los jueces deberían sopesar más los informes porque quizá sea necesario suspenderla", sentencia.