Efectos de la Custodia Compartida, sin acuerdo
En EEUU, donde desde hace varios años existe la Custodia Compartida impuesta judicialmente, en contra de la voluntad de las madres, se ha comprobado que estas imposiciones constituye otra forma más de Violencia de Género, no sólo contra las madres, sino fundamentalmente contra los propios hijos e hijas.
Se observa que cuando la Custodia Compartida es impuesta judicialmente, ello afecta directamente las pautas de crianza de los hijos e hijas, agudiza el enfrentamiento entre los miembros de la expareja y dificulta su disponibilidad emocional para los y las menores. Los desacuerdos y hostilidades entre la expareja afectan directamente a los acuerdos necesarios para la crianza de los hijos e hijas, lo que tiene como consecuencia constantes conflictos sobre normas en casa y las medidas educativas.
Sus efectos se acentúan cuanto mayor es la hostilidad y la descalificación entre la expareja, además de la triangulación en la que se encuentra el niño o la niña, que sufren las nefastas consecuencias de mensajes contradictorios y educaciones dispares, provocándoles graves traumas y sufrimientos psicológicos a corto y a largo plazo. Las circunstancias conflictivas en el seno de la vida de dos hogares con criterios opuestos y enfrentados, impiden a las y los menores el desarrollo de un sentimiento de confianza o seguridad. Se ha comprobado que los niños y niñas expuestos/as a relaciones conflictivas o violentas entre su padre y su madre, suelen responder ante las dificultades con alto grado de estrés y tienden a ser más agresivos con sus iguales.
La depresión y baja autoestima que se genera en la mujer tras una separación conflictiva y con una custodia compartida obligada, le resta seguridad y asertividad para ejercer las tareas educativas de sus hijos e hijas. La situación de conflicto permanente con su expareja, lleva a que la madre esté en mayor riesgo de presentar síntomas de estrés postraumático y, por ello, tengan una peor calidad en las relaciones con el hijo o la hija.
En el caso del padre separado que obliga a la madre a ejercer la Custodia Compartida, los conflictos con su exparejar, suelen interfieren notablemente en su conducta para llevar a cabo una crianza sensible y cariñosa hacia sus hijos e hijas. Varios estudios señalan que las relaciones padre-hijo/a son más vulnerables a los conflictos de pareja que las relaciones madre-hijo/a y, en general, se observa que los hombres tienden a desarrollar un patrón de relaciones en el que cuando hay conflicto con la esposa o ex-esposa, lo hacen extensivo a los hijos o hijas; mientras que las mujeres tienden a diferenciar más sus roles en la familia y sus malas relaciones como esposa o ex-esposa, influyen menos en su comportamiento como madre.
Datos clínicos y de investigaciones han señalado que existe mayor tendencia a que los padres y madres que viven situaciones conflictivas y agresivas tras su separación de pareja, utilicen más agresiones verbales y físicas hacia los hijos e hijas (especialmente hacia los varones), y muestren menos afectividad y menor aceptación hacia ellos/as.
Consecuencias en la salud de los y las menores, de la Custodia Compartida obligada
Como hemos explicado anteriormente, las relaciones conflictivas entre el padre y la madre pueden tener repercusiones negativas en el desarrollo emocional, social, cognitivo y académico de los niños y niñas. Imponer una Custodia Compartida a exparejas con relaciones conflictivas, agrava estas repercusiones, afectando el desarrollo de los y las menores.
Muchos de estos niños y niñas, sufren en silencio sin ser atendidos, porque las madres o padres sienten que los problemas afectan sólo a la pareja y no les atañen a sus hijos e hijas. Sin embargo, las investigaciones muestran importantes efectos en la salud de los y las menores por las relaciones conflictivas de la pareja o ex pareja. Estos niños y niñas presentan las siguientes problemáticas:
Problemas de socialización:
Aislamiento, inseguridad, agresividad y reducción de competencias sociales.
Síntomas depresivos:
Llanto, tristeza, baja autoestima
Miedos:
Miedos no específicos, presentimiento de que algo malo va a ocurrir, miedo a la muerte, miedo a perder a la madre, miedo a perder al padre.
Alteraciones del sueño:
Pesadillas, terrores nocturnos, no querer dormir solo.
Síntomas regresivos:
Enuresis, ecopresis, retraso en el desarrollo del lenguaje, actuar como si fueran menores de la edad que tienen.
Problemas de integración en la escuela:
Problemas de aprendizaje, dificultades en la concentración y atención, disminución del rendimiento escolar, dificultad para compartir con otros niños/as.
Respuestas emocionales y de comportamiento:
Rabia, cambios repentinos de humor, ansiedad, sensación de desprotección y vivencia del mundo como algo amenazante, sentimientos de culpa (ser el culpable de los conflictos entre sus padres o de lo ocurrido o de no haber hecho algo por evitar la separación). Dificultad en la expresión y el manejo de emociones. Negación de la situación conflictiva o restar importancia a la problemática que viven. Tendencia a normalizar el sufrimiento y la agresión como modos naturales de relación. Aprendizaje de modelos violentos y posibilidad de repetirlos, con la interiorización de roles de género erróneos. La exposición crónica a conflictos parentales puede llevar al adolescente a presentar más relaciones conflictivas y adicciones. El estrés asociado con violencia parental puede llevar a que el o la adolescente asuma comportamientos de riesgo y de evasión y que empiece a comportarse de forma violenta dentro del hogar o huyan delhogar. Las relaciones de los padres pueden tener además gran influencia en el modo en que los y las adolescentes establecen sus primeras relaciones sentimentales. A más altos niveles de conflicto y de agresiones entre los padres, mayor probabilidad de ver en el comportamiento de los demás intenciones hostiles y a responder de manera violenta como defensa.
Síntomas de estrés postraumático:
Insomnio, pesadillas recurrentes, fobias, Ansiedad, Re-experimentación del trauma, trastornos disociativos.
"Parentalización" de los niños y niñas:
En EEUU, donde desde hace varios años existe la Custodia Compartida impuesta judicialmente, en contra de la voluntad de las madres, se ha comprobado que estas imposiciones constituye otra forma más de Violencia de Género, no sólo contra las madres, sino fundamentalmente contra los propios hijos e hijas.
Se observa que cuando la Custodia Compartida es impuesta judicialmente, ello afecta directamente las pautas de crianza de los hijos e hijas, agudiza el enfrentamiento entre los miembros de la expareja y dificulta su disponibilidad emocional para los y las menores. Los desacuerdos y hostilidades entre la expareja afectan directamente a los acuerdos necesarios para la crianza de los hijos e hijas, lo que tiene como consecuencia constantes conflictos sobre normas en casa y las medidas educativas.
Sus efectos se acentúan cuanto mayor es la hostilidad y la descalificación entre la expareja, además de la triangulación en la que se encuentra el niño o la niña, que sufren las nefastas consecuencias de mensajes contradictorios y educaciones dispares, provocándoles graves traumas y sufrimientos psicológicos a corto y a largo plazo. Las circunstancias conflictivas en el seno de la vida de dos hogares con criterios opuestos y enfrentados, impiden a las y los menores el desarrollo de un sentimiento de confianza o seguridad. Se ha comprobado que los niños y niñas expuestos/as a relaciones conflictivas o violentas entre su padre y su madre, suelen responder ante las dificultades con alto grado de estrés y tienden a ser más agresivos con sus iguales.
La depresión y baja autoestima que se genera en la mujer tras una separación conflictiva y con una custodia compartida obligada, le resta seguridad y asertividad para ejercer las tareas educativas de sus hijos e hijas. La situación de conflicto permanente con su expareja, lleva a que la madre esté en mayor riesgo de presentar síntomas de estrés postraumático y, por ello, tengan una peor calidad en las relaciones con el hijo o la hija.
En el caso del padre separado que obliga a la madre a ejercer la Custodia Compartida, los conflictos con su exparejar, suelen interfieren notablemente en su conducta para llevar a cabo una crianza sensible y cariñosa hacia sus hijos e hijas. Varios estudios señalan que las relaciones padre-hijo/a son más vulnerables a los conflictos de pareja que las relaciones madre-hijo/a y, en general, se observa que los hombres tienden a desarrollar un patrón de relaciones en el que cuando hay conflicto con la esposa o ex-esposa, lo hacen extensivo a los hijos o hijas; mientras que las mujeres tienden a diferenciar más sus roles en la familia y sus malas relaciones como esposa o ex-esposa, influyen menos en su comportamiento como madre.
Datos clínicos y de investigaciones han señalado que existe mayor tendencia a que los padres y madres que viven situaciones conflictivas y agresivas tras su separación de pareja, utilicen más agresiones verbales y físicas hacia los hijos e hijas (especialmente hacia los varones), y muestren menos afectividad y menor aceptación hacia ellos/as.
Consecuencias en la salud de los y las menores, de la Custodia Compartida obligada
Como hemos explicado anteriormente, las relaciones conflictivas entre el padre y la madre pueden tener repercusiones negativas en el desarrollo emocional, social, cognitivo y académico de los niños y niñas. Imponer una Custodia Compartida a exparejas con relaciones conflictivas, agrava estas repercusiones, afectando el desarrollo de los y las menores.
Muchos de estos niños y niñas, sufren en silencio sin ser atendidos, porque las madres o padres sienten que los problemas afectan sólo a la pareja y no les atañen a sus hijos e hijas. Sin embargo, las investigaciones muestran importantes efectos en la salud de los y las menores por las relaciones conflictivas de la pareja o ex pareja. Estos niños y niñas presentan las siguientes problemáticas:
Problemas de socialización:
Aislamiento, inseguridad, agresividad y reducción de competencias sociales.
Síntomas depresivos:
Llanto, tristeza, baja autoestima
Miedos:
Miedos no específicos, presentimiento de que algo malo va a ocurrir, miedo a la muerte, miedo a perder a la madre, miedo a perder al padre.
Alteraciones del sueño:
Pesadillas, terrores nocturnos, no querer dormir solo.
Síntomas regresivos:
Enuresis, ecopresis, retraso en el desarrollo del lenguaje, actuar como si fueran menores de la edad que tienen.
Problemas de integración en la escuela:
Problemas de aprendizaje, dificultades en la concentración y atención, disminución del rendimiento escolar, dificultad para compartir con otros niños/as.
Respuestas emocionales y de comportamiento:
Rabia, cambios repentinos de humor, ansiedad, sensación de desprotección y vivencia del mundo como algo amenazante, sentimientos de culpa (ser el culpable de los conflictos entre sus padres o de lo ocurrido o de no haber hecho algo por evitar la separación). Dificultad en la expresión y el manejo de emociones. Negación de la situación conflictiva o restar importancia a la problemática que viven. Tendencia a normalizar el sufrimiento y la agresión como modos naturales de relación. Aprendizaje de modelos violentos y posibilidad de repetirlos, con la interiorización de roles de género erróneos. La exposición crónica a conflictos parentales puede llevar al adolescente a presentar más relaciones conflictivas y adicciones. El estrés asociado con violencia parental puede llevar a que el o la adolescente asuma comportamientos de riesgo y de evasión y que empiece a comportarse de forma violenta dentro del hogar o huyan delhogar. Las relaciones de los padres pueden tener además gran influencia en el modo en que los y las adolescentes establecen sus primeras relaciones sentimentales. A más altos niveles de conflicto y de agresiones entre los padres, mayor probabilidad de ver en el comportamiento de los demás intenciones hostiles y a responder de manera violenta como defensa.
Síntomas de estrés postraumático:
Insomnio, pesadillas recurrentes, fobias, Ansiedad, Re-experimentación del trauma, trastornos disociativos.
"Parentalización" de los niños y niñas:
Asumir roles parentales y protectores hacia los hermanos y hermanas menores.
Asumir roles parentales de protector con la madre.
En algunos casos, los y las menores pueden llegar hasta intentos de suicidio y la muerte.
Asumir roles parentales de protector con la madre.
En algunos casos, los y las menores pueden llegar hasta intentos de suicidio y la muerte.