Nos estamos encontrando con informes de equipos psicosociales que para justificar un cambio del modelo de custodia a una custodia compartida alegan, poco más o menos, que “el menor está bien”.
Vienen a decir: “el niño presenta un correcto desarrollo psicoevolutivo. También ha logrado alcanzar una correcta relación afectiva con ambos progenitores así como con ambos ámbitos familiares". Y ahora viene lo mejor: “por todo lo expuesto, consideramos que el régimen más adecuado es el de custodia compartida”. ¡No hay por dónde cogerlo!
Ahora analicemos: el menor está perfectamente desde el punto de vista psicoafectivo. Y esto ya se ha conseguido facilitando al menor el contacto con ambos progenitores y entornos familiares pero al mismo tiempo e igualmente clave, facilitándole un entorno estable. ¿Por tanto, cuáles son los motivos para poner en riesgo la integridad de los menores poniendo en marcha un régimen de custodia de resultado, cuanto menos, “incierto”? (y como ya sabemos, desastroso en la mayoría de casos...).
Los motivos “nada profesionales” que se esconden detrás de este tipo de informes suelen ser:
- Es la moda hoy en día, lo progre, lo guay...
- Han sucumbido a los lamentos económicos de las asociaciones defensoras de los derechos de los padres (repetimos: de los padres), persistentemente bañados con un falso barniz de interés del menor basado en falacias e información manipulada.....
- Es lo que el juez del juzgado al que están adscritos espera leer...
Nada que ver con un bienestar del menor que no sólo no está siendo el objetivo prioritario, sino que una vez logrado está siendo pisoteado sin ningún miramiento.
Y lo más triste es que una vez puesto en marcha el experimento, no pasarán demasiados meses para que se constaten los daños en el menor (los síntomas los conocemos sobradamente) y nadie se hará responsable...